Esta colección de hojas secas es retrato y voz de una naturaleza que reclama su lugar perdido en un balneario devenido en ciudad. Las especies que la integran suelen ser catalogadas como invasoras, yuyos, o malezas. Prefiero entenderlas como parte de un escuadrón de avanzada que con sus hojas y flores pretenden volver por lo que es suyo. Plantas que se revelan para rebelarse, tercas y porfiadas, insistentes en el acto de nacer para combatir al polvo, la aridez y el pavimento.
25 años atrás, un grupo de balnearios fue nombrado como “Ciudad de la Costa”. Territorio en el que hasta hace poco tiempo abundaban montes, lagos cristalinos y dunas interminables.
Soy parte de ese entorno y fui testigo directo de sus mutaciones, producto de lo que fue considerado el crecimiento demográfico más grande de Latino América.*
Hoy, mientras la ciudad genérica avanza y la desforestación se agudiza, las “malezas” encuentran espacios para relucir sus brotes, como si se tratase de un acto heroico de resistencia.
¿Baldío en flor o área infectada**?
Tanto las imágenes como los soportes fotográficos*** que integran este proyecto son especies que crecen naturalmente en la zona. Plantas habitadas por dualidades, en las que conviven la belleza sutil y la potencia para rajar
* En los años noventa, la población de la Ciudad de la Costa creció en un 93%, convirtiéndose en la ciudad de mayor desarrollo demográfico de América Latina. Ref: Focalización sociodemográfica y económica de las zonas costeras. Juan José Calvo / Carmen Varela
** Término utilizado en la campaña de control de la “Margarita de Piria” / MGAP.
*** El proceso fotográfico utilizado se funda en la reacción de la clorofila. Sin la utilización de tintas ni químicos adicionales.